La experiencia del SARS en 2003 había mantenido más o menos tranquilos a los mercados pese a las posibles implicaciones para la economía mundial del coronavirus… hasta ayer: las noticias llegadas desde Italia durante el fin de semana se tradujeron en un desplome de las principales bolsas mundiales y de los precios de las materias primas, con los inversores refugiándose en activos más seguros como el oro y la deuda pública. De agudizarse la situación, los bancos centrales podrían verse obligados a tomar cartas en el asunto.
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