Cuando en septiembre la Fed inyectó por primera vez liquidez en el mercado monetario después de que los tipos de los préstamos de un día para otro se disparasen del 2% al 10%, se suponía que era una medida transitoria que debía acabar en octubre. Cinco meses después, la sobredemanda de la última inyección realizada ayer mismo muestra que los problemas en la fontanería de Wall Street están lejos de haberse solucionado.
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