La primera jornada de negociación en China tras el prolongado festivo del Año Nuevo ha sido todo lo que los inversores habían temido, en un mercado en el que se ha hecho muy patente el miedo a la propagación del coronavirus. Los esfuerzos de las autoridades para evitar en la medida de lo posible el golpe no han sido suficientes para evitar la mayor caída de la bolsa en cinco años.
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