El año pasado, en lo que entonces eran los primeros pasos de la guerra comercial, China decidió elevar al 25% los aranceles a la soja estadounidense. El movimiento del gigante asiático parecía dirigido a atacar a uno de los puntos débiles del presidente de EEUU, Donald Trump: los estados eminentemente agrícolas que le auparon a la Casa Blanca. Y el impacto ha sido demoledor, con un desplome del 80% en las ventas de esta legumbre.
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